Prensa
La lectura de los labios es un arte que los sutiles observadores practican casi sin darse cuenta. Se entrena en las veredas y en los colectivos, mientras la música hace su tarea para distraer al resto de los sentidos, porque claro está que una canción no sólo se escucha sino que eriza la piel y permite recordar olores y sabores de aquella ocasión en que acompañó algún encuentro casual o buscado.
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El dicho dice que en esta vida para morir plenos debemos «tener un hijo, plantar un árbol, escribir un libro» y yo le agregaría un ítem más para los corredores: «correr con tu hijo».
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Relatos de Corredores
EL CRUCE TANDILIA
Saltar el charquito, subir la lomita, escuchar los gritos y aplausos, ver la pista de atletismo y visualizar el arco. Los dos días, pese a que esos metros finales son iguales pero no así el recorrido, se vive de la misma manera. Hay una sensación de alivio pero al mismo tiempo de nostalgia, porque se termina y siempre quedan ganas para un poco más. El Cruce Tandilia tiene eso…
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Saltar el charquito, subir la lomita, escuchar los gritos y aplausos, ver la pista de atletismo y visualizar el arco. Los dos días, pese a que esos metros finales son iguales pero no así el recorrido, se vive de la misma manera. Hay una sensación de alivio pero al mismo tiempo de nostalgia, porque se termina y siempre quedan ganas para un poco más. El Cruce Tandilia tiene eso…
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Primer carrera del año. Con poca expectativa y con las ganas mermadas, me fui en busca de una nueva edición y con un formato nuevo, 25-35k.
Tengo que admitir que hace mucho tiempo no estoy en condiciones mentales de competir y por eso cuando encaro una competencia, solo lo hago por el simple echo de romper la monotonía de los entrenamientos y las encaro sin compromiso. Después en la carrera surge algo mágico y todo se transforma.
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Tengo que admitir que hace mucho tiempo no estoy en condiciones mentales de competir y por eso cuando encaro una competencia, solo lo hago por el simple echo de romper la monotonía de los entrenamientos y las encaro sin compromiso. Después en la carrera surge algo mágico y todo se transforma.
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El segundo día de carrera entendí por qué la llaman Reto al Precámbrico. Después de 48 horas de trepadas, sorteando piedras y térmicas al rojo vivo es imposible regresar igual. El Cruce Osde Tandilia fue una prueba intensa, emotiva y llena de sorpresas.
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